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miércoles, 22 de abril de 2009

Frases que debes evitar en una discusión de pareja

Es un día como tantos, y todo marcha tranquilamente en tu hogar. Nada te hacía suponer que se desataría una pelea por una nimiedad y, sin embargo, allí estás: frente a las puertas de una discusión inútil.Ten en cuenta estos consejos para no caer en esa trampa.

"Siempre es lo mismo, nunca cambiarás". Las frases que comienzan con "siempre" o "nunca" no nos llevan a ningún lado. Además de ser, generalmente, falsas. Si las dices, el otro se sentirá sentenciado desde un comienzo.

"Estoy harto/a de ti". No marques una línea de separación como si fuera el final, porque te imposibilitará cualquier negociación o revisión de la situación.

"Nada de lo que hago te alcanza". No te victimices ni te autocompadezcas. Ese tipo de frases sólo despiertan más enojo o lástima, pero no ayuda a una construcción sana de la relación.

"¡Siempre tus amigos/as antes que yo...!". No compitas con sus amistades. Tener una buena vida social ayuda a fortalecer el vínculo de pareja. Las relaciones posesivas absorben al otro innecesariamente y terminan agotando.

"Nunca me escuchas, no te importa lo que digo". No te subestimes ni culpes a la otra persona por ello. Observa cómo se siente y fíjate si esta no es su conducta habitual con todas las personas. Si así lo fuera, ayúdale a comprometerse más en los vínculos.

"Terminemos con esto de una vez". Cuando hables de una separación, no lo hagas como una amenaza. Le quitarás el significado a la palabra y perderá valor ante el otro, y ante ti mismo.

"¿Cuántas veces vamos a discutir lo mismo?". Si las discusiones se repiten sobre un mismo tema, es porque aún no han podido aclarar ese tema. Aunque te cueste hacerlo, vale la pena volver a analizar la situación no resuelta, para que quede en el pasado y no vuelva a aparecer el mismo reclamo, una y otra vez.

"Antes no eras así". Tú creces y tu pareja también. Debes aceptar y entender ese cambio. Disfruta de ese crecimiento mutuo y de lo bueno que ahora te ofrece. No temas por las posibles asincronías que puedan existir ante esos crecimientos.

"¿Qué más tienes para decirme?". Con estas palabras demuestras que ya no quieres escuchar más y que estás cerrando el diálogo. No existe pareja que resista, si no hay comunicación.

"Hago lo que puedo". No te entregues a esa frase cómoda que limita toda posibilidad de cambio. Demuestra que puedes hacer mucho más si es necesario, y que sólo necesitas saber qué espera el otro de ti y que esperas tu del otro.

No dejes para más adelante los temas que tienes que hablar. Busca el momento adecuado pero hazlo, para poder seguir adelante sin rencores. Intenta crear un buen clima de diálogo, prepara algo rico para tomar, pon una buena música, realiza algo que a la otra persona le agrade para poder conversar con tranquilidad aunque los temas sean difíciles. El clima de guerra sólo pondrá más distancia.

martes, 21 de abril de 2009

¿Los celos te matan? ¡Supéralo!

Sentir celos de una forma moderada es algo que todos hemos experimentado. Incluso puede resultar estimulante si provoca que ambos estén atentos al otro.

Pero si sufres, o haces sufrir a tu pareja por tus celos, es tiempo de reflexionar para cambiar tu comportamiento.

Los celos pueden superarse si sabes qué hacer para lograrlo.

Evita los pensamientos destructivos. Sustitúyelos por otros que te den seguridad y confianza en ti mismo.

Esfuérzate por ser positivo y diferencia los hechos reales de aquellos nacidos de tu imaginación.

Guíate por los hechos para ver si realmente hay un conflicto que debas solucionar.

Confía en tu pareja y evita el deseo irrefrenable de interrogarla acerca de dónde y con quién está cada cinco minutos.

Cuando sientas ese impulso, inmediatamente ocúpate de ti y haz algo que te de mucho gusto.

Habla con tu pareja acerca de lo que te sucede en un momento en que te sientas tranquilo.

De ese modo mantendrás el contacto contigo mismo y podrás expresarte, algo imposible de hacer si eliges hablar en pleno ataque de celos.

Habla de tu percepción actual.
No justifiques tus celos por hechos del pasado, ciertos o no, que ya han sido aclarados.

Si sientes que la situación te supera, habla con alguna persona discreta y de confianza acerca de lo que te ocurre: un amigo, un consejero, un especialista.
Muchos fantasmas se diluyen cuando puedes hablar de ellos y, por lo contrario, se refuerzan cuando los ocultas o los niegas.

No culpes a nadie de lo que sientes, y mucho menos a ti mismo.

Recuerda que si bien eres responsable de tus actos, estás intentando sinceramente superar estos celos que te lastiman.

Recuerda que los celos siempre nacen de algún temor. Conócete a ti mismo y potencia tus virtudes.

Así contarás con la fuerza y seguridad necesarias para superar los celos y gozar de tus relaciones con libertad y confianza.

jueves, 16 de abril de 2009

Para conciliar el sueño


El sueño nocturno es sumamente importante para tu salud física, psicológica y emocional. Sirve tanto para recuperar tu cuerpo de las exigencias del día como para reacomodar en tu mundo interno las experiencias vividas.

Si eres de los que no pueden "parar la cabeza" y vas a la cama con cientos de imágenes que dan vueltas como un carrusel, cierra las puertas de tu cuarto y prepara amorosamente tu antesala al sueño con este ejercicio.

Crea un ambiente calmo, con luces suaves y un aroma tranquilizador. Utiliza tu imaginación para conseguir que el lugar sea agradable y que, por supuesto, ya nadie te interrumpa. Puedes preparar tu cama mientras ambientas la escena de tu cercano descanso.

Colócate en una postura en la que te reconozcas muy cómodo.
Puedes hacerlo recostado, con el cuerpo recto y bien apoyado en la cama o el piso, sentado en una silla confortable, con los pies suavemente apoyados en el piso o sentado en un almohadón, en posición de loto.

Inhala y exhala profunda y suavemente 3 ó 4 veces, haciendo conciente tu respiración.
Recuerda respirar lentamente, ya que podrías marearte.
Siente los músculos de tu cuerpo y juega con ellos para aflojarlos.

Cuando te sientas relajado, evoca un paisaje tranquilo al aire libre donde alguna vez te hayas sentido feliz. Recuerda sus detalles, ponle brillo, agrégale colores y luces. Evoca la felicidad asociada a ese momento pasado y siéntela nuevamente hoy.

Manteniendo el paisaje en tu imaginación, retoma la sensación de tu respiración.
Haz que los elementos del paisaje ondulen al ritmo de tu respiración. Siente como el aire baila en las hojas y las mueve en una pausada danza.
A medida que avances en el ejercicio, notarás que tus músculos se relajan más profundamente al ritmo de tu respiración.

Mira el cielo de tu paisaje imaginado. Observa sus nubes suaves y algodonosas y "hazlas respirar contigo" hasta diluirlas lenta y delicadamente.
Notarás cómo se relaja tu mente y se aflojan las tensiones de tu cabeza.

En ese estado de calma pasa revista a las buenas cosas que hoy viviste y agradece en tu interior las alegrías que has sentido.

Recuerda lo que hoy viviste y no resultó bueno o agradable, y hazte la propuesta de resolverlas o cambiarlas para el día de mañana.

Cuando tu interior haya quedado limpio y fresco como tu paisaje, ya estarás en condiciones de terminar el ejercicio y marcharte a la cama para dormirte con esa agradable sensación.

Puedes utilizar las pautas básicas de este ejercicio reemplazando tu recuerdo personal por una música inspiradora, o escenas de alguna película que te haya conmovido.

miércoles, 15 de abril de 2009

Claves para asegurar tu progreso

Hay actitudes y hábitos que frustran nuestras posibilidades de progreso. Las más frecuentes, según un estudio multicéntrico en Francia, son la pasividad, la abulia y la imprevisión. Ten en cuenta estas claves para erradicarlas de tu vida.

Se proactivo. Una actitud proactiva se opone tanto a la pasividad de quien espera que otros resuelvan, como a la acción irreflexiva de quien hace todo por ansiedad. Para ganar en proactividad, toma la iniciativa en la investigación, consulta, evaluación, planificación y toma de decisiones referidas a los temas que afecten tu vida y orienta tus acciones para que suceda lo que deseas.

Prepárate para el futuro que deseas construir: estudia, investiga, capacítate y entrénate en las habilidades y conocimientos que requieren tus proyectos. Descansar, confiando en que "ya llegarán las oportunidades", sólo te hará perder tiempo. Capitalízalo a tu favor preparándote desde hoy mismo.

Descarta la fantasía de la buena o la mala suerte cuando consideres tus planes. Gestiona tus acciones en el marco de proyectos que tengan objetivos, indicadores y plazos. Te hallarás en mejor situación para aprovechar las oportunidades, que la "buena suerte" te ofrezca, o para superar las dificultades que ocurrirán durante su implementación.

No esperes que tu entorno te brinde las seguridades que pretendes. Actuar con una estrategia propia, de riesgos calculados, te permitirá ganar confianza en ti mismo y un adecuado grado de seguridad y previsibilidad.

Evita tanto las quejas constantes como las autoalabanzas permanentes. Unas debilitarán tu intento, tiñéndote con su pesimismo, las otras te darán una falsa sensación de seguridad, y detendrás tu marcha.

Importante
No dejes tu vida en manos de las circunstancias. Confía en el futuro y en la ventura, pero asume la dirección de tus acciones para hacer que las cosas sucedan.

martes, 7 de abril de 2009

La sexualidad y los hijos


Para muchos niños, descubrir a sus padres en cualquier tipo de muestra física de cariño es una conmoción. ”Una noche bajé cuando ya me había ido a mi cuarto y, al pasar por la puerta de su dormitorio les vi en la cama, abrazados. Sentí sorpresa y vergüenza. Tenía unos 15 años. Pensé: ¡Increíble! ¡Así que lo hacen!”.

Para la mayoría de los niños, la relación física y sexual de sus padres permanece completamente oculta y es objeto de fascinantes conjeturas: “Mis padres no solían ser muy cariñosos, más allá de un beso en la mejilla cuando mi papá llegaba del trabajo. Pero recuerdo ver viejas fotos de ellos con los brazos entrelazados, cosa que me fascinaba, porque nunca les veía actuar así. Me costaba imaginarlo”.

Los niños se preguntan: “¿Mis padres tienen intimidad sexual cuando están a solas? ¿Duermen muy juntos? ¿Se tocan? ¿Se besan en la boca? ¿Tiene orgasmo mi mamá?”. A veces creen que sus padres no son sexuales en absoluto. El sexo puede figurar en la pornografía de internet y en las revistas del quiosco de la esquina, pero todo eso, de forma implícita, pertenece a un planeta distinto al mundo de los padres, ese “mundo puro, inocente y asexual”.

Muchos sacan la conclusión de que el “verdadero amor” no es sexual, sino más bien un vínculo que se forma con el tiempo y que supera la “superficialidad” y la “poca importancia” del sexo. Como no saben si los padres expresan su afecto a través de la sexualidad pero lo esconden, o si no les gusta tener relaciones sexuales, el mensaje básico que reciben niñas y niños es que la relación física de sus padres sí existe, pero es una cosa embarazosa y vergonzante, que nunca hay que presenciar y de la que nunca hay que hablar.

De esa forma se prolonga la idea esencial de que, si bien “el amor es bueno y puro”, el sexo es impuro; la doble moral que hace difícil que la gente incorpore la sexualidad como una parte realista y comprensible de su vida.

El hecho de no ver nunca a los padres en actitudes afectuosas o apasionadas (la mayoría de los niños, por ejemplo, no ven nunca a sus padres besarse en la boca con los ojos cerrados) hace que el amor sea una cosa más confusa: “Nunca acabé de entender qué veía mi madre en mi padre. Supongo que se querían, a su manera. Pero no es como lo que yo siento por mi novio”.

Los adolescentes se sienten confusos cuando se enamoran debido a esta educación. Se preguntan: “¿Estoy verdaderamente enamorado? ¿Es una cosa pasajera, sólo sexo? Parece amor, pero ¿cómo puede serlo, si no es como el ejemplo de mis padres?”. Pueden llegar a una conclusión como ésta: “No debo tomarme esto en serio ni casarme con esta persona, la relación es sólo sexual; lo único que pasa es que me pone al cien. No es amor verdadero, es demasiado sexual”.
En realidad, “el amor verdadero” tiene un fuerte componente sexual, aunque por supuesto no todas las parejas están unidas por un amor verdadero.

La estricta separación que suele hacer la gente entre los “sentimientos serios” y el amor o la atracción sexual (“amor y deseo”) es peligrosa. Muchos no pueden valorar un amor que reúna la pasión y el afecto. No pueden discernir los sentimientos y, en vez de considerar que es una cosa positiva “tenerlo todo”, tienen miedo a que un amor “demasiado sexual” no sea serio.

Si los padres no muestran nunca intimidad física ni un afecto apasionado, para no decir “sexual”, los hijos crecen pensando que el “sexo” y el “afecto” son cosas que no tienen un lugar en casa, que el “sexo” es “malo” y debe esconderse, a pesar de que está presente en todas partes, en internet y en los videoclubes. Si los niños crecen con esos valores, también ellos ocultarán las demostraciones físicas a sus hijos más adelante, y el ciclo continúa...

¿Es cierta, en algún sentido profundo, la percepción que tienen los niños de la identidad sexual de sus padres? Son muchos los papás y las mamás que no tienen una relación sexual ni afectuosa, según mis investigaciones (y las estadísticas sobre el divorcio parecen confirmarlo). Seguramente un tercio de los padres no tienen relación física ni sexual; otro tercio son los que la tienen, pero ocultan sus sentimientos sexuales delante de los hijos. El último tercio sería de los que pocas veces tienen relaciones sexuales o incluso ni siquiera se abrazan en la cama, y suelen tener más actividad sexual en la masturbación (o con un amante fuera del hogar) que con su pareja.

Por supuesto, muchos padres sienten que no se pueden tocar delante de los niños, “porque podría dar ideas sexuales a los niños” (o darles “celos”); pero éstas no son razones para tener una actitud neutra. ¿Cómo nacieron estos tabúes? Este aislamiento tan extremo de las personas es relativamente reciente; los hijos no tuvieron sus habitaciones independientes en la mayoría de las casas hasta el siglo XX. ¿Será que en lugar de volvernos menos puritanos nos volvemos más?

La timidez de los padres respecto al sexo prolonga la idea victoriana de que la “niñez” es una época de “pureza” y asexualidad. ¿Por qué la sexualidad (incluso besarse en la boca) se considera “impura”?

Los hogares en los que no se palpa el afecto (salvo un beso en la mejilla de vez en cuando) son fríos y no son beneficiosos para sus integrantes. ¿Cuál es la solución? Los padres, de vez en cuando, deberían abrazarse o besarse en la boca delante de sus hijos y cogerse de la mano (más de 30 segundos). Dejar claro, con sus acciones, que el amor es sexualidad física y, al mismo tiempo, emoción y ternura. Que la estabilidad emocional a largo plazo incluye la demostración física del afecto y la intimidad sexual.

jueves, 2 de abril de 2009

Sexualidad y vacaciones


Mayor tiempo libre, distensión en los horarios y menos exigencias laborales son factores que, a simple vista, tendrían que favorecer la calidad sexual en vacaciones,sin embargo, no todas las parejas mejoran su intimidad durante este periodo.

Llegadas las vacaciones, una época del año en que muchos encuentran propicia para reencontrarse con sus parejas gracias a la falta de obligaciones laborales que condicionan la vida sexual durante el resto del año, no todos logran cumplir sus expectativas y ahí es cuando empiezan los replanteos.

Mientras que para algunos las relaciones durante este periodo son más imaginativas, relajadas e intensas, otros tantos se deprimen al ver que nada cambia o incluso, empeora. Contrario a lo que se cree, si existe un problema de antemano en la pareja, el tiempo libre y la distensión en los horarios empeoran el vínculo en vez de mejorarlo. “Si bien las vacaciones podrían funcionar como un buen afrodisíaco, algunos descubren que pese a la falta de preocupaciones diarias, tienen serios problemas para disfrutar del sexo, de una lectura, una charla o una simple caminata”, explica la sexóloga y psicóloga Diana Resnicoff, quien también dicta talleres de seducción, erotismo y sexualidad femenina. En vacaciones, también es necesario planificar la intimidad.

En coincidencia, Adrián Helien, médico psiquiatra y sexólogo del Hospital Durand, considera que la desilusión aparece cuando la persona deposita en la época vacacional la solución a sus conflictos de pareja. “Cuando la falta de tiempo es realmente el problema, las vacaciones son un momento de intimidad y de aumento de la frecuencia y calidad de las relaciones sexuales. Pero cuando las dificultades son otras, ya sea mala comunicación, descalificación de alguno de los dos o mutuas agresiones, las discusiones se agravan”, resume el especialista .

Planear el encuentro, quedó claro entonces, que para mejorar la calidad de vida sexual se necesita de algo más que tiempo. En especial, aquellos que tienen hijos. Como explica Helien, cuando hay chicos de por medio, es más difícil encontrar momentos para la intimidad si no se planearon con anticipación. "Se necesita proyectar la intimidad y ser creativos para obtenerla cuando hay factores en contra. Un cuarto para la pareja, una puerta cerrada, un espacio para el placer deben estar contemplados siempre que el presupuesto y las ganas lo permitan", aconseja el sexólogo. Si existe un problema de antemano, el tiempo libre y la distensión en los horarios empeoran el vínculo.Por otra parte, las salidas con parientes y amigos, sin pensar en la intimidad, también pueden opacar las vacaciones.

Los solteros y solteras son un tema aparte. En principio, los especialistas recomiendan bajar el nivel de expectativas, a veces desmedidas, respecto a las posibilidades reales de conocer a un nuevo amor durante el verano. "Hay que ir dispuesto al encuentro. Abiertos a las posibilidades que las vacaciones ofrecen. Desesperarse no ayuda, al contrario, puede malograr el tiempo tan valioso para descansar y encontrarse con uno mismo sin las presiones del trabajo cotidiano", destaca el sexólogo del Hospital Durand. A eso, hay que sumarle la incertidumbre que genera la primera vez en la cama con otra persona. En general, según Helien, las primeras relaciones sexuales están cargadas de ansiedad ante el nuevo encuentro, el deseo de agradar, la falta de confianza y la poca intimidad conseguida. Hacerlo en esta época puede resultar complicado, es verdad, pero no imposible.

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